29 septiembre 2025 / 10:40 AM

El Gobierno del Dato en tiempos de la IA

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La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en las organizaciones con la promesa de generar valor, automatizar tareas complejas y transformar el modo en que operan.

Sin embargo, muchas empresas descubren pronto, tras realizar diferentes pruebas de concepto, que no basta sólo con desarrollar los sistemas de IA: la calidad, trazabilidad y contexto de los datos son fundamentales. En este nuevo escenario, el gobierno del dato no es un requisito burocrático, sino una condición imprescindible para escalar la IA de forma sostenible.

 

La IA impulsa el gobierno y el gobierno es una palanca de éxito de la IA

Este contexto abre una ventana de oportunidad: usar los casos de IA como palanca para fortalecer el gobierno técnico del dato. Es decir, construir primero las bases que permitirán que los modelos generativos, las soluciones basadas en LLMs o las arquitecturas tipo RAG (retrieval-augmented generation) funcionen con calidad, contexto, control y éticamente. Así, las capas directivas empiezan a comprender que no es posible desarrollar Inteligencia Artificial en serio sin una gobernanza sólida que la habilite.

IA como catalizador del gobierno técnico del dato

Cada vez que un equipo plantea un caso de uso de IA generativa —por ejemplo, construir un asistente con LLMs que responda a preguntas internas/externas usando documentación corporativa— se enfrenta a seis desafíos clave, todos relacionados con el gobierno del dato. A continuación analizamos cómo cada uno de ellos se ve directamente potenciado (o bloqueado) por el uso de IA.

  • Control de la demanda y su uso
    En contextos con múltiples unidades de negocio queriendo explotar IA, el control de la demanda ayuda a priorizar iniciativas con mayor impacto y factibilidad técnica. Aquí, el gobierno actúa como filtro inteligente, ayudando a identificar qué casos de uso son viables según la calidad del dato, la disponibilidad de fuentes, el nivel de madurez del entorno y el uso que se le va a dar. Respecto al último punto es importante entender el uso que tendrá con el fin de aplicar las consideraciones éticas y técnicas que debe tener, así como el cumplimiento regulatorio en caso de que aplique.

  • Entornos de experimentación ágil
    Aquí se cruzan muchos de los elementos comentados anteriormente. Poder probar rápidamente un modelo, integrar un nuevo dataset, refinar un prompt o testear una arquitectura RAG exige un entorno controlado, ágil y con acceso gobernado a datos validados. El gobierno del dato debe habilitar estos espacios seguros donde la IA pueda experimentar sin poner en riesgo la calidad, privacidad o integridad del dato corporativo. Además, los sistemas pueden incorporar evaluadores automáticos de prompts o métricas de coherencia para acelerar los ciclos de prueba y error. Por último, disponer de artefactos o buenas prácticas de desarrollo habilita una reducción del time to market para una comercialización más rápida.

  • Glosario de negocio, Catálogo de datos y Linaje
    El entendimiento común es esencial en todo proyecto de IA. Cuando los términos son ambiguos o varían entre departamentos, los resultados se degradan. En soluciones generativas, la falta de un glosario puede llevar a malas interpretaciones, confusión semántica en los prompts o resultados inconsistentes. Por eso, tener un glosario bien gobernado permite a los equipos crear prompts más precisos, entrenar modelos con terminología coherente y ofrecer respuestas alineadas con el lenguaje del negocio.

  • Calidad
    Un modelo de IA, por avanzado que sea, sólo es tan fiable como los datos que lo alimentan. La calidad del dato se vuelve especialmente crítica en contextos generativos, donde errores sutiles pueden amplificarse en las respuestas, contribuir a las famosas “alucinaciones” o derivar en decisiones erróneas. El gobierno del dato debe garantizar mecanismos proactivos para la detección automática de anomalías, valores inconsistentes, lagunas informativas o datos obsoletos que puedan afectar el rendimiento del modelo con el fin de remediarlas.
    Incorporar reglas de validación, controles en tiempo real y modelos supervisores de calidad se convierte en una medida indispensable para evitar sesgos o errores repetitivos en soluciones de IA.

  • Cumplimiento regulatorio
    El despliegue de soluciones de inteligencia artificial en las organizaciones no puede desligarse del marco regulador que rige su uso. En España y Europa, la IA está sujeta a un ecosistema normativo cada vez más exigente que aplica a todos los sectores, que impone principios de transparencia, explicabilidad, trazabilidad y supervisión humana.
    El AI Act, recientemente aprobado por la Unión Europea, clasifica los sistemas de IA por niveles de riesgo e impone requisitos estrictos para los de alto impacto, como aquellos aplicados en decisiones clínicas, evaluaciones crediticias o gestión de infraestructuras críticas. A su vez, la AEPD ha definido más de 140 recomendaciones para garantizar un uso responsable de la IA en línea con el RGPD, haciendo énfasis en la minimización del dato, la evaluación de impacto, la calidad y la supervisión algorítmica.
    En el ámbito financiero, regulaciones como DORA y las EBA Guidelines on ICT and security risk management exigen a las entidades una gestión robusta de los riesgos tecnológicos asociados a la automatización, incluyendo la validación de modelos, la resiliencia operativa y el control del ciclo de vida de los algoritmos.
    Por su parte, en el sector salud y farmacéutico, tanto los reglamentos europeos sobre productos sanitarios como las directrices emergentes de la EMA están reforzando el control sobre el uso de IA en diagnóstico, tratamientos y ensayos clínicos, priorizando la seguridad y explicabilidad de los sistemas.
    Elementos como el linaje, la trazabilidad, la documentación técnica y la gestión del consentimiento no son solo buenas prácticas: son requisitos regulatorios. Este entorno normativo refuerza el papel del gobierno del dato como garante del cumplimiento. 


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Cómo la IA potencia el Gobierno del dato

Así como la IA necesita gobernanza para ser efectiva, también puede revolucionar la forma en la que gobernamos los datos. La IA aplicada al propio gobierno del dato está transformando tareas tradicionalmente manuales en procesos automáticos, escalables y más inteligentes. Esto tiene impacto directo en cómo operamos el gobierno del dato y cómo se perciben las responsabilidades de gobierno dentro de la organización. A continuación, se exponen algunos ejemplos concretos sobre el uso de la IA para la soberanía del dato:

  • Catalogación automática y enriquecida
    Los modelos LLM pueden analizar datasets, pipelines o esquemas y generar descripciones automáticas, clasificar columnas, sugerir etiquetas y detectar relaciones entre elementos. Además, pueden interpretar nombres de campos y asociarlos a términos del glosario existente, facilitando una catalogación continua y contextualizada.

  • Generación de términos en glosarios y gobierno de la federación
    A partir de documentación interna, procesos, bases de conocimiento o capas semánticas, la IA puede extraer términos relevantes, identificar sinónimos, agrupar por dominios y proponer definiciones. Estos modelos pueden aprender del lenguaje propio de la organización, generar propuestas iniciales de glosario y mantenerlo actualizado automáticamente a medida que evoluciona el vocabulario interno.
    Cuando el glosario se construye de forma federada, con aportaciones de distintas áreas, la IA facilita su gobernanza al detectar redundancias o sinónimos, sugerir términos ya existentes como alternativa a nuevas propuestas, recomendar ajustes en definiciones según su uso reciente, y clasificar automáticamente los términos por dominios o responsables funcionales. Además, permite gestionar la trazabilidad y evolución del glosario, asegurando consistencia sin frenar la escalabilidad del modelo federado.

  • Democratización conversacional
    Mediante RAGs o LLMs entrenados sobre fuentes internas como el glosario, catálogos o fuentes documentales, es posible construir asistentes conversacionales para equipos de gobierno y de negocio: permiten preguntar, por ejemplo, “¿dónde se usa el dato de ingreso mensual?” o “¿qué campos contienen información sensible en el área de clientes?”, y obtener respuestas explicables y trazables. Esto mejora la accesibilidad y la usabilidad de la información democratizando su uso si a su vez se publica en portales divulgativos de la compañía.

  • Monitorización inteligente de la calidad del dato
    Modelos de IA —tanto desarrollos propios como funcionalidades integradas en herramientas de gobierno del dato— pueden aprender el comportamiento esperado de un dataset y detectar automáticamente anomalías, inconsistencias o cambios bruscos, generando insights comprensibles para que los usuarios identifiquen rápidamente qué ha pasado, dónde y con qué impacto potencial. Esta capacidad se multiplica cuando se combina con la información de linaje, permitiendo rastrear el origen del problema y anticipar sus efectos aguas abajo, ya sea en modelos analíticos, decisiones de negocio o respuestas generadas por un sistema de IA.
    Además, las capacidades generativas de la IA están empezando a transformar la forma en que se definen y aplican las reglas de calidad. Gracias a modelos como los LLMs, los usuarios pueden describir en lenguaje natural o funcional las condiciones esperadas de un dato (por ejemplo, “el campo ‘fecha de alta’ nunca debe ser posterior a ‘fecha de baja’”), y el sistema puede traducir automáticamente esa descripción en reglas operativas de validación, monitoreo o alerta. Esto no sólo acelera el despliegue de controles de calidad, sino que democratiza su definición, permitiendo que perfiles de negocio contribuyan activamente sin necesidad de conocimientos técnicos profundos.

  • FinOps inteligente con IA
    En entornos cloud, gestionar el gasto de forma eficiente es clave. La IA se convierte en un aliado natural del enfoque FinOps al automatizar el análisis, la previsión y la toma de decisiones sobre costes y consumo.
    Gracias a su capacidad para detectar patrones, anticipar tendencias y generar recomendaciones, la IA permite identificar desviaciones de gasto o uso ineficiente en tiempo real, predecir el gasto futuro en función de históricos y estacionalidad, recomendar optimizaciones técnicas con impacto económico, inferir centros de coste incluso cuando faltan etiquetas, y explicar el comportamiento financiero en lenguaje natural para perfiles no técnicos.
    Esto permite escalar las operaciones financieras desde el control reactivo hacia una gobernanza financiera inteligente y continua, donde IT, negocio y finanzas comparten visibilidad, decisiones y responsabilidad.

 

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Conclusión: gobernar no es frenar, es habilitar

En tiempos de IA, gobernar el dato no es una opción, es un requisito estratégico. La ambición por desarrollar casos de uso avanzados —especialmente con LLMs, RAGs o sistemas de generación— obliga a las organizaciones a construir bases de gobierno sólidas. Y, al mismo tiempo, esas mismas tecnologías nos permiten gobernar de forma más eficiente, automatizada y accesible.

Gobernar en tiempos de IA no consiste en poner barreras, sino en construir la infraestructura y modelos operativos que permitan innovar con velocidad, seguridad y escala. En definitiva, supone impactar en cómo las personas de la organización interactúan con ella y por lo tanto se necesita gestión del cambio adaptable a cada perfil, formación y paciencia.

Las organizaciones que entiendan esta relación bidireccional entre gobierno e IA serán las que lideren el cambio, convirtiendo la inteligencia artificial en un activo real y sostenible que transforma a las personas y la organización, no en un experimento estanco.

 

Escrito por Ángel Fernández, Executive Manager en SDG Group.

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